En el artículo anterior te contaba que la ansiedad se enraíza y crece en el espacio entre aquello que eres capaz de hacer y lo que realmente haces. En la diferencia entre cómo gestionas tu vida y lo que, de alguna manera, sientes que sería más coherente con tus necesidades y aspiraciones.
Y también reflexionábamos sobre esa idea de Séneca, de que la serenidad es el resultado de tener claro quién eres, saber que es importante para ti, decidir en qué camino quieres estar, y transitar ese camino sin apartarte de él.
Para ello te animaba a identificar las elecciones y comportamientos que resuenan mejor con lo que quieres, y las que te alejan de tus objetivos.
Ahora bien, distinguir qué te apoya y qué no, aunque es crucial, tampoco es tan difícil. Pero poner en marcha los mecanismos que un día tras otro, tras otro, tras otro, te van a llevar con pasitos de bebé por el camino que decidiste que deseabas, es otro cantar.
En una época en la que estamos fascinados con los ascensos meteóricos y los progresos rápidos, las pequeñas ganancias se nos hacen insignificantes, y lo del gota a gota no nos resulta nada sexy.
Aprender a Surfear
Si esto es así para ti, lamento ser portadora de malas noticias, porque me temo que lo de las soluciones mágicas no existe, o al menos yo no lo he encontrado en todos estos años.
Lo que sí he comprobado es que, hasta que no haces un clic definitivo, la serenidad y la satisfacción son conquistas que tienes que hacer cada día.
La vida es muy ingeniosa, y nunca hay que subestimar su habilidad para producir desafíos que le darán una nueva vuelta de tuerca a tu capacidad de respuesta.
Y esto, como no podía ser de otra manera, nos devuelve una vez más a la idea de que nunca vas a conseguir detener las olas, pero al menos puedes decidir que aprenderás (por la cuenta que trae), a surfearlas.
Estas prácticas de “surf-vital” tienen para mí tres componentes fundamentales, sin los cuales mantenerte sobre la tabla se vuelve muy complicado.
Estos componentes son
Aceptar lo que hay; Pillarlo cuanto antes; y Aprender a neutralizarlo.
Vamos por partes
ACEPTAR LO QUE HAY; LA ECUACIÓN MÁS SIMPLE DEL MUNDO
Si te digo que “lo que es = ES”, lo mismo te parece una sandez o un juego de palabras de dudoso ingenio; pero es una realidad muy profunda que todos deberíamos recordar con frecuencia.
No te estoy vacilando.
En el momento que algo sucede “ESO YA ES ASÍ”; y por más que te fastidie, ES LA REALIDAD en ese instante.
Puedes discrepar, oponerte con todas tus fuerzas, o ignorarlo, pero eso no va a cambiar el hecho de que esté ocurriendo.
Si puedes luego hacer algo para que eso cambie, es otra cuestión. Pero pelearte con algo que YA ES, da muy mal resultado. De hecho esa suele ser una de nuestras principales causas de sufrimiento.
Para poder dar una respuesta verdaderamente útil y creativa, que transforme las cosas sin producir peligrosos efectos secundarios, te sugiero que empieces por bajarte un par de tonitos, dejes a un lado lo muy en desacuerdo que estás con lo que está pasando, y aceptes con humildad, que AHORA esto es lo que hay.
Es a partir de una aceptación plena e incondicional de la realidad que podrás encontrar la línea de acción más lúcida para transformar la situación; o al menos, tu vivencia de ella.
Además, aceptar que en este preciso momento las cosas son como son, te hace estar verdaderamente presente. Y eso te ayuda a no perder el tiempo peleándote con lo evidente; tiempo que es crucial para no empeorarlo.
PILLARLO PRONTO
Uno de esos peligrosos efectos secundarios a los que me refería arriba, es que, con demasiada frecuencia, enrabietarte con lo que está pasando lo único que hace es echar leña al fuego.
Y como lo que alimentas, invariablemente crece, para cuando quieres darte cuenta, las cosas han empeorado sensiblemente.
A la dificultad de la situación en sí, se añaden tu agitación o tu cabreo y estás cada vez más lejos de reunir las condiciones necesarias para producir una respuesta óptima.
No me canso de repetir que el fuego solo se puede controlar mientras es pequeño; a partir de determinadas proporciones se vuelve incontrolable.
Pues lo mismo ocurre con tus estados internos.
Sí que es verdad que a veces pasas de cero a cien en un segundo, (y eso requiere un tratamiento ligeramente diferente), pero la mayoría de las veces, la ansiedad, el estrés y el miedo se mantienen en niveles base que solamente esperan el input desagradable de turno para comenzar a activarse.
Si aprendes a identificar tus estados cuando empiezan a moverse, y te entrenas para neutralizarlos antes de darles la oportunidad de crecer, vas a tener muchas más posibilidades de que no te ganen la partida.
Y esto nos lleva directamente al asunto del manejo.
CÓMO NEUTRALIZARLO
Como te digo, es complicado revertir la energía de un incendio. Una vez se ha desencadenado, y ha alcanzado determinadas proporciones, no te va a quedar otra que ver cómo eso se expande y llega a su punto álgido antes de empezar a resumirse y desaparecer por sí mismo. O bien tendrás que usar medios que a menudo causan tanto destrozo, o más, que el fuego en sí mismo.
La forma más segura y benigna de que no llegue la sangre al río es cultivar tu alerta para distinguir los primeros indicios de que algo no marcha bien. Pillar cuanto antes esa primera llamita que puede ser fácilmente gestionada siempre y cuando no eches nada inflamable sobre ella.
Y no hay nada más inflamable y peligroso que nuestros propios pensamientos.
Cuando tu interior comience a arder, lo primero identifica inmediatamente lo que está pasando; asegúrate de sujetar tus pensamientos con mano de hierro para que no lo empeoren; y utiliza el mejor extintor que existe, que es tu respiración.
Empieza por expirar, y luego inspira con suavidad a través de tu nariz hasta que el aire expanda tus costillas y llegue al diafragma.
Puedes hacer unas cuantas respiraciones expirando intensamente por la boca e inspirando por la nariz, pero en cuanto puedas, comienza a hacer solamente respiraciones nasales suaves y profundas. De esta manera oxigenas tu cuerpo y tu cerebro y calmas tu sistema nervioso y tu cabecita.
CUANDO LA RESPIRACIÓN HACKEA LA MENTE
Respirar por la boca genera un patrón respiratorio superficial, rápido y caótico. Esto envía una señal de alarma al sistema nervioso simpático que genera en respuesta ansiedad, miedo, ira y estrés.
Por otra parte, respirar por la nariz y mantener una buena postura favorece un ritmo respiratorio regular y profundo que genera calma; no tienes más que observar a un bebé durmiendo para comprobarlo.
Así que la próxima vez que descubras que tu interior comienza a agitarse (lo mismo en tu cuerpo que en tu pensamiento), mira si puedes detenerte un instante, darte cuenta de tu respiración, y optimizarla para crear esa calma que tanto necesitas.
Una mente bajo observación es un terreno muy poco propicio para que la ansiedad, el estrés y el miedo echen raíces, porque estas cosas se nutren de la falta de conciencia para afianzarse y crecer.
Pero no pienses que esta práctica es valiosa solo cuando te enfrentas a una situación de emergencia.
Cada vez que traes tu atención de vuelta a la respiración estás ayudando a adiestrar tu mente y a disolver tus patrones de pensamiento.
Así que te animo a que te acostumbres a llevar la atención a tu respiración tantas veces como puedas a lo largo del día.
Hazlo en tandas de unos pocos segundos al principio, que con la práctica irán extendiéndose.
Hazlo cuando te laves las manos, cuando cocines, mientras conduces o esperas; cuando veas la tele o navegues por internet. Hazlo también cuando descanses o pasees…
HAZLO!!!
Cuanto más te entrenes, más fácilmente podrás llevar las riendas de lo que ocurre dentro de ti.
¡Sal de tu mente, conecta con tu respiración, conecta con la vida!!!
Y, ¿cómo sabrás que funciona???
Muy sencillo; lo sabrás por cómo te sientes. Por la sensación de relajada lucidez que experimentarás.
Tu vida se desenvolverá más fácil y ligera. Pero no porque los desafíos dejen de llamar a tu puerta, sino porque tú los abordarás, como en algunas artes marciales, sin oponerles resistencia, utilizando su energía en tu propio beneficio en lugar de dejarte engullir por el sufrimiento y la angustia.
PUEDES HACERLO EN COMPAÑÍA
Me hago cargo de que lo que te planteo, por bien que suene tal vez se te haga muy cuesta arriba. Y desde luego que romper patrones tan arraigados como la ansiedad y el miedo tiene lo suyo.
Abordar grandes tareas se hace más fácil cuando alguien va contigo y te apoya.
Y por eso he planteado un encuentro en dos versiones:
Presencial los días 15 y 16 de Enero
Y Virtual la semana siguiente 22 y 23 de Enero
El plazo de inscripción acaba muy pronto así que si te gustaría participar te animo a que lo hagas cuanto antes.
Tienes todos los detalles en este enlace

Será un placer y una alegría compartir este viaje que puede transformar tu vida 🤗