Hola, ¿son la ansiedad, el estrés, o el miedo una parte importante de tu experiencia??
Si es así, posiblemente todo tu sistema habrá reaccionado con solo leer la pregunta.
Y puede también que una parte de ti se haya encogido un poco, como cuando te pillan fuera de juego y te gustaría desaparecer para no estar en el punto de mira.
Es, o al menos eso es lo que me pasaba a mí cuando sufría de esto, como si hubiera algo roto en ti de lo que en el fondo (o no tan en el fondo), no pudieras menos que avergonzarte.
Ya te decía en un artículo de hace unos años, que a mí me costó un triunfo dejar de ser la víctima de este fantasma terrible. Y ojalá hubiera sabido entonces lo que estoy a punto de contarte.
Yo pensaba que eso de la ansiedad y el miedo no nos pasaba más que a cuatro cobardes que no conseguíamos gestionar ni la vida ni las emociones, y que la gente cool que parecía tenerlo todo bajo control ni siquiera sabían de su existencia.
No tenía ni idea de lo equivocada que estaba.
OCURRE, ASÍ QUE VETE ACOSTUMBRÁNDOTE
No fue hace tanto cuando me enteré que el estrés, la ansiedad y el miedo son las respuestas saludables que la naturaleza diseñó para ayudarnos a hacer frente a los desafíos.
Imagínate un puñado de prehistóricos con un armamento de risa delante de un mamut gigantesco que no está de acuerdo en acabar siendo la cena del clan. Cinco metros de mamut cabreado tenían que dar mucho cangüelo. Y la posibilidad de que tú y tu gente os murieseis de hambre, también.
Así que hacía falta un chute biológico muy potente para hacer frente a esta cuestión de vida o muerte: las suprarrenales inyectando adrenalina a chorro en el torrente sanguíneo; la respiración acelerándose a tope para aportar más oxígeno, y el corazón bombeándolo como loco hacia los miembros para poder luchar y correr… (incluye también una vaciada potente de intestino para andar más ligeros!!! ). Te haces a la idea, seguro!
Todo esto para dar una respuesta a medida a un desafío muy grande.
La historia es que esta respuesta que se activaba frente al peligro y salvaba a nuestros ancestros, ha tomado el control en nuestros días. Y ahora se ejecuta no solo ante amenazas reales y claras, sino también ante los fantasmas de todo tipo que pululan por nuestra mente.
Y así la ansiedad ha pasado a ser el modo predominante del cerebro para muchas personas.
No hablo del miedo a algo inmediato que está ocurriendo en tu vida, sino de reaccionar de antemano a algo que podría, o no podría, ocurrir.
La ansiedad, el estrés y el miedo son en sí mismas respuestas funcionales que solo necesitan volver a su nivel saludable para que no acabes respondiendo a cada pensamiento inquietante como si fuera una amenaza real.
CUANDO LAS COSAS SIGNIFICAN MUCHO PARA TI
Otro punto interesante es que estos tres mosqueteros que realmente funcionan en plan“uno para todos y todos para uno” solo surgen cuando lo que hay en juego es muy importante para ti.
Me gustó mucho algo que leí sobre Bruce Springsteen.
Una supondría que, para una estrella con su recorrido, cantar ante una muchedumbre ya no representa nada del otro mundo.
Pero como el propio Boss contaba: “Antes de saltar a escena me tiemblan las piernas, siento náuseas, y la cabeza me da vueltas… estos son los signos que me dicen que estoy listo para salir ahí fuera y darlo todo”
Está claro que él ha aprendido que esos síntomas tan desagradables no solo no le van a matar, sino que son los ajustes necesarios que hace su cuerpo antes de convertirse en el superhéroe que miles de personas esperan.
Y aunque tus desafíos sean de otra naturaleza, la cuestión es que cuando está en juego algo que significa mucho para ti, siempre va a haber ciertas cantidades de estrés implicado.
Así que sabiendo que eso no va a desaparecer, la cuestión es aprender a canalizarlo de forma saludable.
NO LO EMPEORES
Una vez asumido que la ansiedad y el miedo son partes inevitables de la vida, ahora el siguiente paso es poner todo de tu parte para pasar el trago lo mejor posible.
Porque, aunque es cierto que las sensaciones que producen son bastante desagradables, intentar huir desesperadamente de ellas añade una presión enorme que empeora mucho las cosas (en el próximo post hablaremos de cómo lidiar con esto).
Otra medida que da muy mal resultado es alimentar ese fuego con toda la información inquietante que se te pasa por la cabeza, porque eso la hace crecer desmesuradamente.
De la misma forma que cuando ves una peli que te impacta puedes llegar a vivirla como si te estuviese ocurriendo a ti, tu sistema emocional no hace distinciones entre las amenazas ficticias de las que no lo son.
Y por si esto fuera poco, tu cerebro puede recrear muy vívidamente todo tipo de escenarios y consecuencias (las peores para ti), hasta convertirlas en algo tan potente, o más, que si fuera cierto.
Casi seguro que más de una vez te has encontrado agobiándote por algo que supones que va a pasar, para comprobar cuando finalmente llega el momento, que es mucho menos terrible de lo que pensabas.
Supongo que habrás llegado fácilmente a la conclusión que aprender a llevar las riendas de tu mente para ponerla allí donde tú quieres que esté, se vuelve una tarea indispensable.
LA LLAVE DE LA SERENIDAD
Cuando la ansiedad, el estrés y el miedo aparecen, la creencia implícita en ti es que no vas a ser capaz de hacer frente a lo que se te avecina. Y de esa duda terrible nace toda tu agitación.
El mensaje que la ansiedad invariablemente envía es: “No voy a poder con esto”, y todo se te hace tan grande que da mucho miedo.
Pero es que no tienes que poder con todo; solo intentarlo ya es una locura.
De lo que pasa ahí fuera hay muy pocas cosas que estén bajo tu control.
Cambiar a las personas no depende de ti. Y tampoco vas a poder cambiar muchas de las situaciones con las que te encuentres.
Vas a necesitar, como dice la plegaria: “fortaleza para cambiar lo que puedes cambiar; serenidad para aceptar lo que no puedes; y sabiduría para distinguir entre ambas”.
Porque lo único que está verdaderamente en tus manos es tu actitud y la respuesta que darás a cada desafío. Ese es el único lugar donde merece la pena poner tu energía. El único lugar seguro, por cierto.
No estoy diciendo que no puedas cambiar nada de lo que ocurren ante tus narices. Lo que esto significa es que el trabajo comienza siempre en ti. Y ese trabajo ni es opcional, ni poca cosa. No es algo que dé igual ni que vaya a hacerse solo de la noche a la mañana.
Es una tarea que necesitas abordar con la determinación y la constancia de un atleta olímpico. Día va, día viene; mes tras mes; año tras año… hasta el final de tus días.
La buena noticia es que conforme vas practicando, tu capacidad va aumentando exponencialmente. Y para cuando te quieres dar cuenta ya eres otra persona muy distinta de aquella que comenzó comida por la ansiedad, el estrés o el miedo.
LO QUE SÍ PUEDES HACER
Nuestro objetivo entonces no es deshacernos de la ansiedad, sino conseguir una Calma y una Confianza a prueba de bombas.
Decía Séneca, que la serenidad es el resultado de tener claro quién eres, saber que es importante para ti, decidir en que camino quieres estar, y transitar ese camino sin apartarte de él.
Una reflexión vital que te lleva a identificar las elecciones y comportamientos que sabes que te ayudan y los que ya ha quedado claro que no son buenos para ti.
¿Qué tipo de cosas hace la persona que quieres ser???
Qué te aleja de tu mejor versión??? Cual es tu kriptonita??
Ten en cuenta que no hay cosa que más ansiedad genere que vivir lejos de aquello que, lo tengas claro o no, es tu ideal. Porque la ansiedad se sitúa en el espacio entre lo que estás haciendo y lo que realmente eres capaz de hacer.
Toma una decisión, aunque solo sea del próximo paso que darás, enamórate de ella y no pares hasta que consigas lo que te has propuesto.
Claro que tendrás que asumir que no cada día va a ser un 10. Cuando esto ocurra, utiliza la compasión para contigo y dite que estás en el proceso de aprender; que estás mejorando. Pero, sobre todo, no lo empeores con pensamientos y acciones que te hundan en el pozo de la ansiedad (también de esto hablaremos muy pronto).
Por resumirlo: más de lo que te ayuda y menos de lo que te pone la zancadilla.
Más fácil decirlo que hacerlo, pero es simple, muy simple.
Te mentiría si te dijese que es un camino de rosas sin espinas, pero te garantizo que tu Yo del futuro te dará las gracias por el trabajo que estás haciendo hoy
En el próximo artículo te contaré los fundamentos de esa Serenidad a prueba de bombas, cómo cultivarla, como sortear los momentos duros y mucho más.
Así que, ¡arriba los corazones!: HAY ESPERANZA!!! 🙌🏼🤸🏻♀️🌈
Imagen de cabecera: ashim-d-silva-unsplash