Hands and Rose 2 1 1 - MI CUERPO Y YO

MI CUERPO Y YO

MI CUERPO Y YO

Ahora que tenemos el verano a la vuelta de la esquina parece que el tema del cuerpo se recrudece y vuelve a saltar a primera página

con la tediosa operación bikini en el inconsciente colectivo

y mucha menos ropa encima que parapete  los desmanes de una vida poco cuidadosa.

 

Y aunque sea de todo menos razonable, llamamos “nuestro” a este cuerpo prestado

(un día habrá que devolverlo)

y lo tratamos en régimen de esclavitud en lo que a exigencias y justa remuneración se refiere.

Comida (a menudo de dudosa calidad)

y pocos o ningún cuidado extra más allá de desplomarlo a la noche en la cama

no se me antojan suficientes para todas las expectativas que tenemos sobre él.

 

Verdad es que a veces no queda otro remedio que darle caña,

pero esto son situaciones que debieran ser de pura emergencia,

y no la tónica de una vida en la que acabamos preguntándonos sorprendidos o indignados

la razón de haber enfermado.

 

Dice el refrán que “la caridad bien entendida empieza por uno mismo”

y que “hay que empezar por barrer en casa”.

Pues nuestra casa más valiosa es este magnífico e increíble vehículo.

Así que puedes empezar por preguntarte:

¿Cómo trato este cuerpo en el que vivo?

 

Toma conciencia de cómo  él ha cuidado de ti todos estos años,

no solo manteniéndote vivo@,

sino proporcionándote un montón de pequeños y grandes placeres

y llevándote  todo el tiempo de aquí para allá.

Piensa también qué le das a cambio en términos de alimentación, ejercicio, descanso y tranquilidad.

Piensa cómo lo cuidas.

Y también cómo lo descuidas.

 

Revisa además tus actitudes hacia él:

Si te avergüenza;

te decepciona;

sientes que te limita;

deseas que fuera diferente…

O ignoras sus señales hasta que se vuelven intensas!!!

(Y entonces se lía).

 

Puedes comparar la actitud hacia tu cuerpo con cómo te comportas con tus objetos preciados,

tu coche por ejemplo:

cuando algo parece no ir bien

lo ignoras pensando que ya se le pasará?

O con la gente a la que más aprecias y que consideras tus amigos:

¿Cómo les tratas?

¿Cómo eres con ellos?

Pues sería bueno que empezases a pensar en tu cuerpo como tu mejor amigo y aliado.

Si de verdad lo valorases y apreciaras sinceramente su labor

¿Cómo lo usarías?

¿Harías algo distinto a lo que haces ahora?

¿Cómo sería relacionarte con él así?

Puedes hacer el ejercicio de imaginarte  saliendo fuera de tu cuerpo y entablando con él una conversación sincera de tú a tú.

Si él pudiera hablarte con palabras: ¿qué te diría?

¿Estaría contento del trato que recibe

o tendrías que oír un par de cositas que no te iban a gustar?

 

Y si pudiera escucharte

-que puede-

¿Qué le dirías tú a él?

¿Le darías las gracias o le presentarías una larga lista de quejas??

 

La verdad es que gran parte del tiempo somos bastante injustos con esta máquina incomparable

y le culpamos de que no funcione bien, de que haya envejecido demasiado,  que no haga lo que le decimos

o guarde reservas indeseables en cualquier punto de su geografía.

 

Pero tomar la postura del juez severo no solo es injusto sino que es poco inteligente:

sería como tirar piedras a tu  propio tejado;

como atacar a un poderoso animal y luego lamentarte de que te ha hecho daño.

Es bueno que comprendas,

si no lo has hecho ya,

que tu cuerpo y tú aunque no seáis lo mismo, tampoco sois entes separados,

y que sus necesidades, sus placeres, sus dolores y su destino son los tuyos para bien y para mal.

Que si lo tratas bien disfrutarás de mayores niveles de energía,

te sentirás mejor,

serás más resistente a los embates de la vida;

y aunque no sepas a ciencia cierta si vas a vivir más, si es muy probable que vivas mejor.

 

Pero si lo tratas mal…

No te extrañes luego de lo que te toque.

A malas con el cuerpo SIEMPRE tendrás las de perder, no lo olvides!

 

No  deja de alucinarme cuando oigo a alguien decir con resignación que tiene que empezar a cuidarse

¡Como si eso fuera una pesada carga ingrata y aburrida!.

¡Pero si cuidarse es el mejor negocio que podrás hacer jamás!!!

Nunca encontrarás inversión tan rentable

ni actividad tan agradecida!

 

Cuidarse no solo es un placer – te sientes bien-

Sino que además te garantiza mejores resultados y mayores niveles de satisfacción para contigo mism@.

No tienes más que observar el efecto que producen las cosas en ti

Puedes hacer uno y mil experimentos al respecto.

Prueba a atiborrarte de comida

–o simplemente de cosas que se comen aunque no haya verdaderamente nada alimenticio en ellas-.

Prueba a pegarte toda la tarde en el sofá delante de una pantalla.

O a trabajar horas sin cuento,

a descansar menos de lo que necesitas

y observa cómo te sientes luego.

Mira cómo es demasiado alcohol en sangre unas horas después,

o tu humor y tu nivel de energía cuando pasas el gran rato quejándote…

(por si no lo sabes esto enferma una burrada!)

Compara también como te sentías antes de salir de casa

y cómo estás después de volver de darte esa vuelta que sabías que era mejor que dieses

aunque no te apeteciese una m…

 

Es muy sencillo

No te creas lo que te digo

No te creas lo que dice nadie

COMPRUÉBALO!

 

Vale, tienes malos hábitos

que aunque sabes que lo son te da una pereza espantosa cambiar.

Y otros que

en  principio saben buenos y que,

¡para qué nos vamos a engañar!,

te gustan.

Bien; pues piensa si te gusta también el efecto que producen!

 

Piensa cómo quisieras ser,

cómo quieres vivir,

qué aspecto te gustaría tener,

y, por qué no!,

cómo te gustaría envejecer

(el tiempo pasa muyyyyy rápido, sabes?)

 

Así que a nivel práctico

te sugiero que empieces a  contemplar la posibilidad de dedicar un tiempo cada día,

aunque sea mínimo

a hacer algo por el bienestar de tu cuerpo.

Haz un listado REALISTA de pequeñas o grandes acciones que puedes emprender para tratarle mejor.

Y también apunta las nuevas actitudes que te llevarán a un comportamiento más responsable y bondadoso con él.

 

No pierdas de vista que tal vez tengas que empezar por explorar si hay resistencia para llevar a cabo todo esto;

A veces no solo no lo amamos, sino que  odiamos nuestro cuerpo

y necesitamos hacer las paces con él.

Mirar qué se interpone  entre nosotros y nuestros deseos es frecuentemente el  paso más necesario.

Y si de verdad el tema de tu cuerpo te toca mucho la fibra

y estás enfadad@ con él

puede ayudarte a apreciarlo comprender que por mucho que la medicina sea una maravilla

o tengas seguro de vida

en cualquier momento puedes perder su salud,

su movilidad

o esa parte de él que tanto te molesta ahora.

 

Esto que llamas tu cuerpo no es para siempre.

 

Sí, ya sé que esto suena a perogrullada,

y que en teoría todos lo tenemos súper claro,

pero no actuamos en consecuencia

y vivimos como si no fuéramos a morir nunca

(al menos mientras nos consideramos suficientemente jóvenes o sanos).

 

Disfruta del regalo de poder disponer de este cuerpo increíble

y de la maravilla de que funcione mientras dure!

No solo es un privilegio,

también es lo más inteligente!!!

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