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DESAPARECER

Ya sé que desaparezco y aparezco como el Guadiana, y que en mis periodos de silencio no público ni una triste foto.

Lxs que me asisten en cuestiones de visibilidad me dicen que no está bien que de pronto la gente deje de saber de mí así por las buenas.

Si eres de l@s que se preguntan dónde me he metido te presento mis más sinceras disculpas, aunque me temo que esto es parte de mi estilo de vida con sus infinitos requerimientos; no me da para estar conectada todo el rato!
Los que me conocen saben que ni siquiera mi móvil está continuamente atendido (aunque también es verdad que tarde o temprano siempre contesto 😊)

Aprender a hacer pausas

De la misma forma que el cerebro y el cuerpo necesitan pausas para integrar las experiencias y a la actividad del día sigue la quietud de la noche (al menos para la mayoría), el ritmo de mi día a día me lleva a tener  desconectar periódicamente, especialmente de la vida on line.
Estos espacios los uso para atender lo inmediato; para trabajar internamente; para estudiar; para nutrirme y crecer; para revisar mis motivos y actitudes… y cuando vuelvo a estar disponible ya no soy la persona que era.

Así ha sido desde que recuerdo.

De cría me ocurría que un buen día no podía levantarme de la cama (y eso que estaba complicado lo de escaquearse de ir al colegio) y me pegaba la siguiente semana durmiendo día y noche sin fiebre ni enfermedad aparente; sencillamente me desconectaba.

Luego de mayor, cuando las responsabilidades me impedían parar así por las buenas, empecé a ponerme enferma. Nunca nada grave afortunadamente, pero sí lo suficientemente claro y contundente  como para dejarme unos días off.  Por lo visto necesitaba una excusa razonable ante mí misma y ante el mundo que justificase lo de estar “de baja” XD

Y ahora que parece que por fin lo he pillado, es raro que me quede forzosamente fuera de combate, pero a cambio, eso sí, de respetar esa necesidad tan profundamente mía (por la cuenta que me trae!)

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Para mí tiene mucho que ver con mi naturaleza cíclica que me lleva, como a las serpientes, a mudar periódicamente de piel.
Pero lo que antes sucedía por las bravas muy a pesar de mí, conforme voy entrando voluntariamente en esa fase de renovación va requiriendo menos que mi cuerpo se desenchufe y me deje fuera de cobertura.

 

Es como si el ave fénix ya no necesitara llegar hasta las cenizas para resurgir renovada.

La muerte: la otra cara de la vida

Todo esto me ayuda a ser especialmente consciente de que en la vida hay un sinfin de procesos, biológicos y vivenciales, en los que de diferentes maneras nacemos y morimos a muchas cosas.

Cada inspiración representa un pequeño nacimiento, y cada expiración su muerte correspondiente.

Cada mañana nacemos a un nuevo día para morir en cierta forma a la noche. Y en todos los sucesos, en todas las relaciones el nacimiento y la muerte están presentes…

Morimos al candor de la infancia, a la belleza despreocupada de la juventud, a trabajos, amistades y a amores que parecía que iban a ser eternos…

La muerte es un tema muy apropiado para este momento del año: La noche de Samhain o de Halloween como se dice ahora, Todos los Santos, o Día de los Muertos en México.

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Shhhhh! No hables de eso!

La muerte llena las películas y los videojuegos como forma de entretenimiento. Sin embargo ha pasado a ser un tema tabú del que nadie habla realmente y en el que la mayoría prefiere no pensar -ni siquiera cuando ya eres muy mayor y estás, como dice mi amigo Paco “en primera línea de playa”- 😊

Y esto resulta muy curioso porque es literalmente lo único que sabemos a ciencia cierta que va a ocurrirnos.

Allá por el año 2001 hice para un trabajo de fin de Máster un documental sobre el tema de La Muerte.

Para ello entrevisté (o por lo menos lo intenté) a mucha gente. Y una de las cosas que más me llamó la atención fue que la mayoría de las personas a la que le propuse tener una conversación sobre el tema de morir se negó en redondo a entrar ahí. Dijeron que les daba mucho yuyu hablar de eso.

En cambio para mí es una pena que pasemos la vida haciendo la vista gorda -supongo que por temor- en lugar de revisar nuestra relación con un asunto tan importante al que tarde o temprano nos veremos obligados a mirar de frente, bien porque nos toca a nosotros o porque les toca a los de alrededor.

Esto me recuerda a esa frase  que dice que

 la mayoría de los humanos vivimos como si no fuéramos a morir nunca y morimos como si nunca hubiéramos vivido

El regalo de saber que esto se acaba

Tener presente que no te quedas aquí para siempre te ayuda a vivir los días a tu disposición con otra mentalidad, una actitud de aprovechar la vida y el amor, y este cuerpo y las oportunidades de una forma más plena -mientras duren!-

Saber que nuestros seres queridos pueden partir inesperadamente, a veces sin tiempo para despedidas, nos enseña a ser más cuidadosos.

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Demasiado frecuentemente damos por sentado que tendremos otra oportunidad de abrazar, de dejar pasar las pequeñas afrentas, de decir algo que no hemos dicho o de retractarnos de algo que lamentamos haber hecho.

 

Personalmente saber que un día moriré me ayuda a querer vivir despierta. Pero también a disfrutar al máximo aunque las cosas no sean lo que yo había planeado. A no perder la tranquilidad, el tiempo ni la alegría en cosas que sé que me parecerán ridículas cuando me quede solo un minuto de vida.

Sería fantástico si pudieras reflexionar un poco sobre tu relación con la muerte y con la vida para que el miedo no condicione desde la sombra y quite brillo a tus días.
No esperes a perder lo que tienes para empezar a valorarlo! 😉

 

ALGUNAS  COSAS QUE NO DEBIERA OLVIDAR

A veces nos olvidamos

que amamos a los que amamos,

y dejamos para mañana

el amor que pudimos haber dado hoy.

Y el calor se vuelve tibio

en la intensidad de los días,

para descubrir de pronto

que  no habrá otra oportunidad.   

 

A veces nos olvidamos

de que nos sabemos si habrá otro día;

si volveremos a oír la risa,

o si habrá tiempo para rectificar.

Y de pronto solo queda

un reguero de recuerdos

y  objetos abandonados

que te cuestionan en silencio.

 

A veces nos olvidamos

de que es muy cara la alegría,

y que arropar, compartir, y escuchar la voz es

 un privilegio que nunca debimos dar por sentado.

Olvidamos que estos ojos,

este aliento,

estas manos,

aunque son como un regalo

un día habrá que devolverlos;

son prestados.

 

A veces, ¡qué despiste!,

se me olvida

celebrar…

 

yasemin k 54823 unsplash - DESAPARECER

Con el deseo de que no se te olvide💝

Imágenes:

Cabecera: Cortesía de Pixabay

Unplash: david_clode;  priscilla _du_preez; yasemin_k

Pixabay: andy_g

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