matthieu joannon 294645 opt - 3 ARMAS SECRETAS PARA SOBREVIVIR EN NAVIDAD

3 ARMAS SECRETAS PARA SOBREVIVIR EN NAVIDAD

Admitámoslo, la Navidad es algo muy parecido a la ópera:o la disfrutas un montón

o sientes por ella un rechazo categórico, con pocas posibilidades de quedarte en un ni fu ni fa.

 

Estamos los que nos gusta eso de que la rutina se altere, reunirnos con un puñado de familiares y colaterales con los que de otra manera no coincides, y decorar tu casa con titos que por muy horteras que sean apelan a ese sentimiento infantil de maravilla en el que los destellos de la brillantina te conectan con algo mucho más lírico y mágico que el chino donde los compraste.  Los que nos va ese rollo de entrar en un nuevo ciclo en el que te propones expandirte para llegar a ser más grande o mejor de lo que eres hoy.

Todo esto sin que tengan por qué irte los villancicos, claro! 🙂

 

Y están los que antes de que ni siquiera empiece ya están deseando que pase, y firmarían el día veinte por plantarse de un plumazo en el siete de enero.

 

Sus razones, sin duda, son de lo más legítimas:

-El consumismo desaforado fomentado por los medios de comunicación y escondido cutremente bajo el argumento de que tienes que ser súper -SÚPER FELIZ porque ES NAVIDAD!!! (juá!)

-El juntarte con gente  que igual ni siquiera te cae bien y con la que no lo harías de ninguna manera si no te preocupase más guardar las formas.

-O “tener” que pasar ratos largos con personas que aunque en el fondo las quieras,  defienden a capa y espada  puntos de vista totalmente inaceptables para ti, o que tienen la extraña habilidad de activar, a pesar de tus esfuerzos,  tus ganas de saltarles a la yugular.

-Están los que pasan hasta hartar del niño Jesús y sus representantes.

– Y los que las Navidades les ponen tristes porque les recuerdan más que nunca a los que faltan…

-La Navidad tampoco suele gustar a aquellos que se sienten solos o a quienes han vivido un evento traumático alrededor de ella.

 

Mis Navidades de la infancia siempre dejaron mucho que desear para la niña sedienta de alegría y celebración que yo era (y tal vez todavía soy) pero aprendí a disfrutarlas cuando mis chicos eran pequeños de la misma manera que me enamoré de las fantásticas calabazas de Halloween que a día de hoy, grandes como castillos, todavía hacen.

 

Sin duda que las cosas tienen el peso de lo que representan para ti; y para muchos estos días que se avecinan son una indigestión que preferirían evitar si el precio no fuera demasiado caro.

Y no es raro que a las mesas navideñas se asomen conflictos  latentes que el resto del año, con menos contacto y tal vez menos alcohol, no tienen la oportunidad de mostrarse.

 

Sea como fuere, y antes de llevarte un mal rato, te propongo 3 herramientas que te ayuden a bandear con la mayor elegancia posible situaciones potenciales de conflicto.

 

1# RECUERDA QUE TODOS TENEMOS NUESTRA PARTE DE RAZÓN

Por eso existe el dicho ese que a mí me encanta

“La razón es lo más equitativamente repartido del mundo:

todo el mundo cree tener suficiente”

Pues sí!; prácticamente todos pensamos que nuestros argumentos son los más claros legítimos, y naturales, y nuestras razones  las más razonables!!!

(pues faltaría más!)

Y todos aspiramos a que sean escuchadas con autenticidad y respeto.

-No te pasa a tí?

Pues lo mismo les pasa a los otros!

 

Hay un ejercicio que por más que nos fastidie practicarlo amplía enormemente nuestra capacidad de comprensión:

Cada vez que alguien diga o haga algo que te chirríe trata de imaginar cuáles pueden ser sus razones para mantener su posición antes de precipitarte a concluir que es in imbécil, o lo que sea.

Siente curiosidad por sus motivos y por el tipo de mundo en el que vive una persona que piensa o se comporta así.

No se trata de estar de acuerdo, sino de admitir que tiene sus razones y no pretender cambiárselas

(a fin de cuentas a nadie nos gusta que nos hagan eso).

Pero te recomiendo que empieces con cosas pequeñas que no te toquen demasiado la fibra, y que no esperes a estar sentado frente al personaje de turno para aplicarlo porque eso representaría querer subir al Everest así, de buenas a primeras, sin entrenamiento previo.

 

En cualquier caso no pierdas de vista que hay personas que de vez en cuando necesitan montarla no importa con quien, y que no paran hasta que lo consiguen.

Si te encuentras en esa situación necesitarás practicar lo que te contaba en un artículo de hace mucho que hablaba sobre El Arte de No Sentirte Ofendido.

Y esto nos lleva directamente al siguiente Súper Poder Navideño:

 

2# NO ENTRES AL TRAPO

De acuerdo que hay cosas que le indignan a una y que a veces la tentación de expresar nuestro punto de vista y demostrar que es infinitamente más coherente que el de nuestro interlocutor es demasiado seductora como para callarnos; pero antes de meterte en un berenjenal dialéctico que puede acabar como el rosario de la aurora merece la pena que te plantees un par de cuestiones fundamentales:

Tus motivos

Y

Tus necesidades

 

Pero no solo los tuyos, sino también los del ser humano que tendrás frente a ti.

Puedes dedicarle un ratillo antes del día D (la cena de Nochebuena o cualquiera de los eventos  escabrosos que abundan en Navidad) a reflexionar dónde y con quien hay posibilidades de que se monte,  y piensa también porqué.

Sé consciente de cuál es tu posición

 y de los postulados habituales de la otra parte.

 

Sé consciente de cómo sueles sentirte

y de cómo sueles actuar.

 

Date cuenta de cómo encaja esto la otra persona y piensa qué necesidades puede estar intentando cubrir con su actitud; por qué es tan importante mantener esa postura.

Enfocarlo desde ese punto de vista te ayudará a ver el lado más humano de la cuestión.

 

También trata de distinguir tus propias necesidades.

Determina qué es prioritario para ti

y toma una decisión al respecto.

 

Si necesitas ante todo dejar clara tu postura tal vez sea mejor que lo hagas antes de montar un pollo y aguachinarle la noche al resto. O que te propongas seriamente fijar un tiempo para aclararlo después.

Raramente da buen resultado abordar conflictos en situaciones festivas así que asegúrate de tener claro si vas a poder aguantar el tirón y si dar rienda suelta a tus sentimientos va a merecer la pena.

Pero como la mayoría distamos mucho de ser santos, en ocasiones lo más seguro puede ser  hacer un esfuerzo consciente por interactuar lo menos posible con los individuos de riesgo minimizando las posibilidades de impacto!

 

Estas dos herramientas pueden ser útiles en caso de que la política, el fútbol, temas sociales delicados o asuntos familiares peliagudos sean los detonantes de una “pesadilla navideña”, pero como el resto de posibilidades de colisión son infinitas, aquí va el “tres en uno” infalible que puede ayudarte a suavizar las asperezas de cualquiera de tus motivos para echar pestes de esta celebración.

Tanto si las fiestas de marras te resbalan como si te ralla la sobredosis de comida, de preparativos y de consumo;  tanto si te sientes solo, te falta alguien que quieres, como si aprendiste a detestar la navidad, te sugiero la fórmula mágica:

 

3# SUMÉRGETE EN EL REGALO DEL “AQUÍ Y AHORA”

Que básicamente implica tres cosas

-Darte cuenta de que estás viv@ y aterrizar en el momento presente:

Estás aquí, tú y los que te rodean, y desde luego que no sabes por cuanto tiempo va a poder seguir siendo así.

No sabes si esta es la última oportunidad de tomarte una copa de vino o de hablar con quién tienes frente a ti. No la desperdicies dejando que tu mente o tu sentimiento se peleen con la realidad o estén en otro lado.

Si estuvieses en una cama luchando por tu vida créeme que poder celebrar lo que sea te parecería un auténtico lujo.

 

-Conectar con la gratitud

La gratitud de quien se da cuenta de que todo podría ser (y de hecho para muchas personas es) infinitamente peor de lo que tú tienes.

Esto es: agradecer la salud y el poder disponer de lo mucho o poco que tengas en términos de comida, cobijo y compañía. Agradecer el poder hablar, y comer y servir en el caso de que seas tú quien pringa.

Agradecer las cosas tal y como son, por imperfectas que te resulten, porque dependiendo del giro que tomen los acontecimientos lo que hoy te parece malo puede convertirse en un lujo mañana.

Así que te recomiendo que decidas cuál es la versión de ti que te gustaría ofrecer al mundo y no esperes a que las condiciones sean de tu agrado para hacerlo.

Como dijo el amigo George Duhamel:

Si quieres hallar en cualquier parte amistad, dulzura y poesía, llévalas contigo”

 

Da lo mejor de ti sin esperar palmaditas; hazlo por ética personal, por gratitud a la vida, y observa qué pasa a continuación en tu interior (y tal vez también fuera).

 

-Ser auténtic@

Y si todo lo anterior te viene grande o verdaderamente no te sientes bien ante la perspectiva de una quincena salpicada de eventos tediosos, ten el valor de expresar con sinceridad tus necesidades a quien verdaderamente te importe y llegado el caso retírate. El precio de pasar por encima de nuestro sentir suele ser muy alto y al final raramente compensa a nadie.

Si crees que puedes estar, estate! (y estate bien); y si no, manifiesta con naturalidad que no es tu rollo y en paz! Puede que alguien se enfade pero al menos  habrás sido honesto y evitarás que tu frustración forme parte del menú navideño.

La vida está para vivirla y celebrarla, no para sufrirla;

y todos, nos guste o no, consciente o inconscientemente hacemos nuestra aportación a ella.

De ti depende decidir si aportas tu granito de arena… o tu granito de mierda!.

Ojala las navidades que se avecinan te dejen un buen sabor de boca! 🙂

 

 

 

 

Imagen: Matthieu Joannon en Unsplash

 

 

 

 

 

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