La Reflexología se basa en el principio de que hay zonas del cuerpo (pies, manos, orejas, espalda, cara…) en las que se refleja todo el organismo. Actuando en puntos específicos de estas zonas podemos ejercer un efecto beneficioso allí donde sea más necesario.
Esto es una gran ventaja sobre todo en los casos en los que la parte afectada está tan sensible que no se puede tocar, o cuando se quiere trabajar a un nivel muy profundo.
El método de actuación más común consiste en hacer presión con los dedos o con algún instrumento de punta redondeada sobre los puntos elegidos. Estos a menudo se notan doloridos o congestionados, sensación que suele mejorar durante la sesión.
TIPOS DE REFLEXOLOGÍA QUE PRACTICAMOS
Reflexología Podal

Es la más conocida y popular de todas las reflexologías. En ella se trabaja en los pies los puntos reflejos de las diferentes partes del cuerpo. Actuando en estos puntos periféricos se busca no solo incidir sobre un área concreta sino sobre su entramado energético.
A menudo se combina con reflexoterapia en las manos.
La duración de cada tratamiento puede oscilar entre los 20 y los 50 minutos dependiendo de las necesidades, la sensibilidad y tolerancia del cliente.
REFLEXOLOGÍA FACIAL (Facioterapia o Diem Chan)

Esta técnica, en la que se actúa sobre los puntos reflejos del rostro, está gozando de una gran difusión y aceptación en los últimos años por su rapidez y eficacia en procesos de malestar agudos.
La reflexología…
- Mejora la actividad de todo el organismo, teniendo en ocasiones resultados espectaculares.
- Se puede utilizar en personas de cualquier edad, incluidos bebés.
- Produce una gran relajación en el cuerpo y una intensa sensación de bienestar.